La ceremonia de entrega de los Premios Goya 2018 decidió premiar tres cortometrajes en sus tres diferentes categorías. Ficción, Animación y documental. Estos son los títulos: Woody & Woody dirigido por Jaume Carrió; Madre dirigido por Rodrigo Sorogoyen y Los desheredados dirigido por Laura Ferrés. La calidad de estos tres trabajos, es indiscutible, y su trayectoria en festivales y premios, sobre todo de algunos de ellos y de casi todos los preseleccionados resulta impresionante. Esto debe dar una idea de la buena salud del cortometraje en España, al menos en lo que a su calidad se refiere.
Pero curiosamente La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y sus presentadores, los otras veces simpáticos e incluso brillantes Joaquin Reyes y Ernesto Sevilla, así como la presentación de la categoría no sólo no se volcaron en apoyar a una factoría de nuevos talentos y cuna de grandes proyectos, que con más o menos recursos consiguen poner el cine español en el palmarés de festivales de cine de todo el mundo. Cosa que por otra parte sus “hermanos mayores” con sus largos rara vez consiguen.
Desde la Academia se minusvalora el cortometraje y no se apoya como se debería. Una cantera de cineastas de distinto pelaje y procedencia, lucha día a día por conseguir sacar adelante sus proyectos; por intentar conseguir equipos que se involucren en empresas de las que sólo van a obtener experiencia y experiencias. Todo ello, en el mejor de los casos les animará a comenzar sus propias carreras como técnicos, intérpretes, escritores, productores o directores.
Pero también es cierto que la lucha y el esfuerzo que supone sacar adelante estas aventuras, consigue en ocasiones el efecto contrario y el estrés que puede llegar a crear un rodaje complicado; problemas de financiación; la lucha con un equipo no siempre adecuado, consiguen disuadir de volver a intentarlo y abandonar una posiblemente prometedora carrera a quienes, si hubieran recibido un poco de apoyo hubieran podido decir grandes, o quizá no tan grandes, pero siempre seguro cosas interesantes.
No me parece mal el glamour y la pasarela. No critico el corporativismo ni la superioridad con la que los que ya han llegado miran en ocasiones a quienes no son otra cosa que ellos mismos reflejados en el espejo del tiempo.
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¿Por qué no se cuida el cortometraje?
- Es mucho más barato de producir que un largo.
- Por regla general es más libre.
- En la mayoría de las ocasiones más creativo.
- ¿Por qué no se buscan formas de exhibición y de distribución que hagan que el espectador conozca un formato que como en el caso del deporte suele cosechar muchos más éxitos que sus hermanos mayores?
- Las televisiones ignoran este tipo de películas y cuando los emiten suele ser de madrugada entre teletiendas, pitonisas y programas musicales que resultan invisibles para el común de los mortales, que debe madrugar para alimentar a sus familias.
Experiencias como el programa “Versión Española” de TVE o el esfuerzo de alguans televisiones autonómicas como el caso de EITB resultan casi las únicas oportunidades de disfrutar de tanto talento como se encuentra en el cortometraje español, luchando por conseguir ser visto.
Recientemente he podido ver “México Bárbaro” en Filmin, se trata una selección de cortometrajes de Horror mexicanos que recibe el apoyo de Guillermo del Toro como aval y que le permite agrupar a una serie de directores mexicanos en torno a un género.
Existen multitud de Festivales de cortometrajes sembrados a lo largo y ancho del planeta, pero debe existir una voluntad institucional de apoyar a quienes están dispuestos a trabajar como fieras durante mucho tiempo a cambio de casi nada por llevar a cabo un sueño.
90 minutos pueden ser demasiados.
Pero algo importante hay que destacar de esta edición de los Premios Goya 2018 en la categoría cortometrajes y es la presencia de nombres consagrados de nuestro cine como Rodrigo Sorogoyen con Madre, Daniel Sánchez Arévalo con Queimafobia y Santiago Zannou con Vernon Walks, que demuestran que el cortometraje no sólo es cosa de “Amateurs” y principiantes. Que este formato es poderoso en sí mismo, y que 90 minutos pueden ser demasiados para contar determinadas historias o transmitir determinadas emociones.
Pero la industria debe ser consciente de que hay un público nuevo.
- Una o varias generaciones que han nacido con un dispositivo electrónico en sus manos.
- Que encuentran lo que quieren donde quieren y que saben que el cortometraje, en el más amplio sentido de este término:
- videoclip.
- Spot.
- Trailer.
- Teaser.
- Reel.
- ete…
- Saben que el cortometraje es un formato en sí mismo, con un lenguaje propio quizá más próximo a ellos, y con unas formas de distribución (lease descarga) mucho más fácil y que exige una atención mucho menor por su parte.
- Ideas sencillas y claras en formatos directos y breves.
Acaso Los Desheredados de Laura Ferrés no es capaz de transmitir emociones y empatizar con el espectador de igual modo que lo hace Verano de 1993 de Carla Simón?
En mi opìnión en ambos casos se trata de dos grandes trabajos cargados de sensibilidad y saber hacer, que cuentan historias personales y sinceras que llegan a lo más profundo del alma del espectador.
¿Podrían haber sido invertidos los formatos?
Quiero decir, ¿podríamos contemplar Verano de 1993 como un cortometraje y la película de Laura Ferrés como un largo?
Pues probablemente sí, y es muy probable que con similares resultados a los obtenidos ahora.
¿Entonces es el formato y la duración sinónimo de calidad, de profesionalidad y/o de envergadura del proyecto?
Sinceramente creo que no.
Humildemente creo que podemos encontrar tanto o más talento en el corto que en el largo (lo cierto es que más debido a la infinitamente mayor producción de cortometrajes que de largos en España).
¿Entonces por qué no empeñamos en considerar a este formato como un pariente pobre y un hermanito menor?
(verás que no digo género debido a la inmensa variedad de géneros que puedes encontrar en menos de 30 minutos de metraje)
Todos empezamos dando los primeros pasos antes de correr una maratón.
Pero nadie ni nada impide que tras correr una gran carrera optemos por contar una historia sencilla en cuanto a su formato, y transmitir cosas y disfrutar sensaciones que una larga distancia quizá no te permitirían disfrutar.
Señores académicos.
- Respeten el cortometraje.
- Ayuden a sus creadores.
- Apoyen a su distribución.
- Convenzan a las televisiones.
- Seduzcan a las plataformas digitales.
- Enamoren a los distribuidores de todo tipo.
- Atraigan a los programadores de los festivales de todo el muindo.
En definitva contribuyan a dar visibilidad a los cortometrajistas.
- Son los creadores del futuro que ya son productores del presente.
- Existen grandes luchadores dentro de un formato en el que si algo no existe es la comodidad y el apoltronamiento.
La mayoría de los cortometrajistas no tienen esmoquin ni trajes de gala, pero si ustedes se lo piden, alquilarán uno o se lo pedirán a sus padres y madres, para que en las alfombras rojas que tanto les gustan a ustedes ellos también dejen de ser invisibles.
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Un fuerte abrazo.
Oriol Villar R. de Hinojosa
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